Una cuestión de altura

Se acabaron los tacones de aguja, declara Mademoiselle Lili y, a continuación, se dispone a actualizar su armario de zapatos para acudir a la Fashion Week de París. Y Christian Louboutin ahora también recomienda los tacones para los hombres.

Cuando llegué a París hace más de diez años, el mundo era un lugar diferente. Dondequiera que mirara, las mujeres llevaban tacones altos. En el metro, se paseaban delante de mí por los interminables túneles o luchaban por mantener la compostura sobre los torcidos adoquines medievales frente a la iglesia de Saint-Germain des-Prés para llegar a su almuerzo de negocios en el Café de Flore. Era fácil distinguir a los parisinos de los turistas, simplemente por su calzado.


Así, pues, actualicé mi vestuario para asistir a la que sería mi primera Fashion Week y me compré mis primeros zapatos de suela roja y pico reforzado de acero: el Stiletto, el tacón con nombre de daga. Los zapatos como armas. Sin embargo, al final de un largo día de ir de un desfile a otro, se volvieron en mi contra. Tras pasarme varias horas montada sobre 12 centímetros, me hubiera encantado arrastrarme a casa a gatas. ¿Cómo era lo de la sirenita que deseaba desesperadamente tener unas piernas bien largas? Cada paso que daba era, como había predicho la bruja, como pisar agujas y cuchillos afilados.

Desde entonces, París ha cambiado: las principales calles comerciales, como la Rue de Rivoli, se han convertido en amplias autopistas para bicicletas. Las mujeres acuden incluso a los eventos más neurálgicos de pura exhibición personal, a las pasarelas de la Fashion Week, con zapatos cómodos y planos, sin renunciar sin embargo a toda una fashion statement. Actualmente, la oferta es muy amplia: todas las marcas de lujo incluyen desde hace tiempo zapatillas pecaminosamente caras y excéntricas entre sus productos. Hermès combina unas sandalias de trekking con medias de cuero y Birkenstock ha creado la colección Latschen junto con el gurú gótico Rick Owens.

Y, entretanto, todo el mundo discute si en la era del wokeness sigue siendo políticamente correcto llevar zapatos altos, y a la vez, defender los derechos de las mujeres. ¿Estamos ante una mujer realmente moderna y emancipada o un objeto de deseo que se somete a las fantasías masculinas? sus zapatos la delatarán.

El mismísimo dios del Stiletto, Christian Louboutin, también ha intervenido en este debate. No obstante, no lo ha hecho aplanando los zapatos de las mujeres, sino elevando los de los hombres. Su primera colección neutra en términos de género “Our Angels”, que llegará a las Boutiques entre finales de enero y principios de febrero, pone a ambos en el mismo pedestal. Botines con plataforma de tacón alto tanto para ellos como para ellas: en un clásico color negro, con un estampado de leopardo o de un color ante amarillo chillón adornado con intrincados bordados de cristal – desde la talla 36 a la 46. ¡La era del glam rock le saluda! “Estos estilos son atrevidos e intransigentes, una celebración elocuente de la inclusividad y la alegría de ser quien uno quiere ser o lo que uno quiere ser”, comenta Louboutin.

El diseñador ha utilizado a menudo su calzado como una declaración política: creó zapatos de tacón de color nude para todos los tipos de piel y diseñó una colección junto con Sabrina e Idris Elba para organizaciones antirracistas como parte del movimiento “Black Lives Matter”. Queda por ver si los tacones altos se convertirán realmente en el nuevo furor entre los hombres. La moda nunca es lógica y rara vez sensata.


En cualquier caso, yo ya me he decidido: no salgo de casa con tacones de aguja, ni tampoco con tacones de más de ocho centímetros. Ya he clasificado muchos de mis zapatos favoritos para venderlos en las plataformas habituales de segunda mano. No porque haya despertado. No porque no quiera que los hombres se diviertan. Simplemente porque no puedo disfrutar y moverme libremente con unos pies doloridos.