¡Inmersión!

El restaurante Ephemera “Under the Sea” podría definirse como unas breves y refrescantes vacaciones para los sentidos. Mademoiselle Lili se va a nadar.


Inmersivo es la palabra mágica de moda que promete hacernos disfrutar de experiencias sensoriales innovadoras: ya se trate de exposiciones de arte, desfiles de moda, juegos de ordenador o espectáculos, actualmente todo el mundo desea ser inmersivo y sumergir nuestros sentidos en una hiperrealidad virtual. Ahora, en París, ¡incluso es posible comer de forma inmersiva!


Me encanta disfrutar de París durante los meses de vacaciones, cuando la mayoría de los parisinos se atrincheran en playas abarrotadas al igual que suelen hacer en el metro el resto del año. Así que, por norma general, acostumbro a quedarme en la ciudad y disfrutar de una metrópoli relativamente vacía que parece que se mueva a cámara lenta. Sin embargo, cuando el termómetro supera los 30 ºC, París ofrece pocas opciones realmente atractivas para refrescarse: las sombras de los parques suelen estar ocupadas, en las terrazas hace demasiado calor y las piscinas públicas al aire libre tampoco suelen ser la alternativa ideal. Y así es como acabé a 20 000 leguas bajo el mar, en una sala de cine climatizada de la Biblioteca Nacional, ahora convertida en un restaurante inmersivo.

Desde las mesas, pasando por el suelo animado con vídeos, hasta los corales del techo, todo aquí te sumerge por completo en un mágico mundo submarino. En las grandes pantallas es posible escuchar el burbujeo del agua y el canto de las ballenas que pasan nadando por tu lado, ver los coloridos arrecifes de coral donde revolotean los bancos de peces, los tiburones hacen su ronda, y las medusas bailan su particular ballet flotante. Una experiencia visual que no tiene nada que envidiar a la gastronómica.


Las especialidades de marisco y pescado servidas por el chef Loris de Vaucelles no solo son dignas de ver, sino también de degustar y, además, a un precio accesible. El ceviche de dorada, el tataki de trucha y el postre de manzana al miso hacen la boca agua. Un pequeño detalle: no elija solo un plato. Las raciones están pensadas para que dos personas puedan elegir tres platos para compartir, dejando espacio para uno de los exquisitos postres.

Detrás del original concepto de Ephemera se encuentran tres jóvenes graduados en el célebre Institut Paul Bocuse de Lyon: Annaïg Ferrand, Loris De Vaucelles y Jade Frommer, todos ellos de veinticinco años. Lo que empezó como un proyecto de sus estudios (tenían que planificar un restaurante Pop-Up temporal), les inspiró tanto que el año pasado consiguieron un auténtico Gastro-Coup en Lyon con “Athéra”: tan pronto como el sitio web del restaurante se puso en línea en un universo virtual de avatares, recibieron 1300 reservas en tan solo cinco horas. Así que este verano en París... Nemo, ¡a la vista!


www.ephemerarestaurant.com