Charlotte Perriand (1903-1999) está de espaldas mirando hacia las montañas nevadas. Las manos estiradas hacia arriba como si estuviera celebrando su gran victoria. De cintura para arriba está desnuda. Su cabello es corto. Parece querer abrazar el paisaje. Parece querer abrazar la vida. Sin duda, el retrato más emblemático de la diseñadora. Fue en los años 30, durante sus vacaciones de esquí en los Alpes franceses. Perriand, una de las primeras en pisar la cima. Perriand, la mujer moderna y libre. Era independiente, deportista, curiosa y especialmente valiente para su época. Disfrutaba viajando sola a países lejanos; desde Asia hasta Brasil, pasando por África. Posiblemente fue la primera mujer que esquió en Japón.
La famosa camilla de acero LC4 es todo un clásico de Perriand. Pero la camilla era más bien conocida como la camilla de “Le Corbusier”, aunque los 2 fueron igual de responsables en su diseño. Su estilo reducido y pragmático, pero altamente estético, fascinó en el año 2013 a Louis-Vuitton. En ese mismo año, Louis Vuitton finalizó en Art Basel Miami Beach un proyecto arquitectónico que ella nunca pudo finalizar: “la casa de playa”. Una casa prefabricada accesible para la clase media. La activista la creó en pleno auge de su rebelión política, en el año 1934. Su hija, Pernette Perriand, gestiona hoy en día todo su patrimonio y ha abierto a Louis Vuitton literalmente la puerta al dormitorio; a los archivos y álbumes de fotos de la diseñadora francesa más importante del siglo 20. Por lo tanto, se le ha dedicado una de las retroperspectivas más importantes del momento: todas las galerías de la fundación Luis Vuitton plasman el ejemplo y el compromiso de su época. La fundación ofrece un viaje por el tiempo, rodeado de arte, arquitectura, diseño, política y moda.
Zur Zeit Charlotte Perriands war Design und Architektur noch eine reine Männerwelt, die sie 1927 während des Pariser Herbstsalons mit der viel beachteten „Bar sous le toit“ aus Kupfer und Aluminium, damals revolutionäre Materialien im Möbeldesign, eroberte. Dadurch entstand der Kontakt zu Le Corbusier. Im Alter von nur 24 Jahren begann ihre zehn Jahre währende Mitarbeit im Atelier von Le Corbusier und dessen Cousin Pierre Jeanneret. Durch sie bekam das Wort „Hausfrau“ eine ganz neue Bedeutung. Wie so viele andere Frauen der global ausstrahlenden Bauhaus-Bewegung, Ray Eames oder Eileen Gray wären weitere Beispiele, stand auch Perriand lange im Schatten der Männer. Ihre Lorbeeren erntete lange nur Le Corbusier. Doch jetzt blähen sich die Segel des spektakulären Baus von Frank O. Gehry – die Architektur der Fondation allein ist schon eine Reise wert –, um das Schiff auf neuen Kurs zu bringen. Ich freue mich schon jetzt, an Bord zu gehen.
Vom 2. Oktober 2019 bis 24. Februar 2020 in der Fondation Louis Vuitton, Paris
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