París, en una copa

El bar Les Ambassadeurs del Hôtel de Crillon le invita a descubrir cócteles mientras recorre la ciudad. El corazón de Mademoiselle Lili se exalta, y su mente, se nubla.


Vuelve a ser invierno en París y mi lugar favorito, las terrazas de los cafés, se transforman de nuevo en todo un reto: mientras las estufas situadas encima de las mesas retumban a toda potencia y te asan el cuero cabelludo, los pies, en el suelo, poco a poco se van convirtiendo en cubitos de hielo. Aunque, si bien es cierto que si hacemos la media estadística, nos encontramos a una temperatura media/normal.


El invierno es pues la estación ideal para cambiar mis hábitos y buscar lugares más cálidos que prometan una agradable sensación de bienestar de la cabeza a los pies: los bares de los legendarios Grand Hotels de la ciudad. Me encanta su elegancia clásica, las gruesas alfombras, los cómodos sofás y sillones, las velas, el crepitar de la chimenea y la discreta interpretación de los pianistas. Enseguida te sientes como una estrella de cine de incógnito que aún no sabe qué le espera en el guion de esa noche. En ningún lugar es más fácil entablar una conversación con los vecinos de mesa: te encuentras con ejecutivos que viajan por todo el mundo y que no quieren sentirse solos después del trabajo y también con lugareños que, como yo, aprecian el encanto especial de estos lugares.

En el bar Les Ambassadeurs del Hôtel de Crillon, en la Place de la Concorde, es posible sentarse calentito en el interior y seguir recorriendo toda la ciudad con su nueva carta de cócteles. Sobre un mapa de la ciudad dibujado con esmero, los bármanes se han inspirado en insólitas plazas parisinas que artistas callejeros de fama mundial han ennoblecido con su arte. ¿A qué sabe el barrio de Belleville, cuna de Edith Piaf? A “Padam”: tequila, albaricoque, sésamo tostado y cítricos.


¿O la Place de la Contrescarpe, considerada con razón por los expertos como una de las plazas más románticas de la ciudad? Aquí Shepard Fairey, más conocido por su nombre artístico Obey, quedó inmortalizado en el mural “Love won’t tear us apart”. Y en su honor, “Bésame Mucho” un acertado cóctel caliente y apasionado de color rojo, con Mezcal La Escondida, Agua de Jamaica, SloeGinMonkey47 y jarabe de azúcar, adornado con una manzana.

 

¿Qué sabor tiene la calle de Verneuil, donde vivió Serge Gainbsbourg? El muro exterior de su palacio urbano está decorado con la técnica de estarcido del artista callejero Spray Yarps y ha inspirado a los bármanes para crear el cóctel “Couleur Café”. El amor del gran chansonnier por el bourbon se refleja en los tonos de café de un cóctel con intensas notas a madera. Los ingredientes: café Woodford Reserve, Montenegro, Madeira Barbeito 10, jarabe de arce, absenta de madera The Bitter Truth Drops & absenta Dashes Wood.

Mi consejo: no escoja más de 2 ubicaciones, ya que de lo contrario, al final no sabrá dónde le tiene que llevar el taxista.

Bar Les Ambassadeurs im Hôtel de Crillon, 6 Place de la Concorde, www.rosewoodhotels.com