Primero se nota un fuerte crujido y, a continuación, el relleno afrutado se deshace apetitosamente en el plato, haciendo la boca agua. Los sorprendentes Trompe-l'oeil son pequeñas obras de arte y grandes explosiones de sabor a la vez. Ya se trate de limones, peras, avellanas, fresas o albaricoques, con ellos Cédric Grolet se ha convertido en una especie de estrella del rock y gurú de la alimentación. ¿Qué otro pastelero firma autógrafos para los fans que hacen cola y tiene 2,2 millones de seguidores en Instagram?
Mi primer encuentro con el prodigio de la pastelerÃa francesa fue hace unos años, y fue inolvidable. Por aquél entonces, utilicé mi tenedor para tartas para romper un globo ocular fielmente reproducido en chocolate blanco y negro, con jugosos trozos de manzana rezumando en su interior. Hay que reconocer que es una sensación algo perversa, si bien un choque calculado: se trataba de una creación especial con motivo de una colección de alta costura para la firma Schiaparelli en la Place Vendôme, la reina de la moda surrealista. Poco después, Cédric Grolet fue coronado como el mejor Pâtissier del mundo con solo 33 años.
Cédric Grolet, nacido en 1985, tuvo su epifanÃa mientras recogÃa fresas en Auvernia: ¿qué pasarÃa si, en lugar de una tarta de fresas, hiciera que la propia fruta fuera la protagonista, transformando asà la pastelerÃa tradicional a una pastelerÃa futurista? A los 13 años realizó sus primeras prácticas en una panaderÃa de su pueblo natal. Más tarde, en ParÃs, pasó a formar parte del equipo de Fauchon. Su trabajo consistÃa en hacer Macarons y trabajar en la panaderÃa. Pero él aspiraba a algo más, deseaba alcanzar las estrellas.
En 2012, Cédric Grolet llegó a Le Meurice como Souschef, pero muy rápidamente se convirtió en Chefpâtissier del famoso Grand Hotel de ParÃs. Fue el comienzo de una historia de éxito para el joven Grolet, que recibió numerosos premios y tÃtulos honorÃficos en un abrir y cerrar de ojos. ¿Su sello distintivo? Cédric Grolet representa una metamorfosis de los clásicos de la pastelerÃa francesa, a la que aporta un nuevo Look: su tarta Saint-Honoré parece un vestido de novia lleno de volantes, sus tartas de manzana parecen pétalos de rosa. Por no hablar de su cubo mágico de Rubik de pequeños bocados Petit-Four, a base de cÃtricos. Crujiente, cremoso y jugoso: esta deliciosa trÃada se puede degustar en casi todas sus delicias dulces.
Además, ha transformado totalmente la imagen hasta ahora anquilosada de un maestro pastelero. Con su barba de tres dÃas y sus tatuajes, se ha convertido en las redes sociales en sinónimo de la transformación de un pueblerino francés en un hÃpster parisino. Y ha dado a la profesión de pastelero un atractivo inesperado. Después de abrir su propia Boutique en el Hotel Le Meurice y de asociarse con el diseñador de moda del sur de Francia, Simon Porte Jacquemus para su "Café Citron" en la primera planta de las GalerÃas Lafayette, en la avenida de los Campos ElÃseos, también regenta su propio y elegante café cerca de la Ópera Garnier de ParÃs. Y, desde hace poco, los londinenses también pueden disfrutar de sus dulces frutos en el Hotel Berkeley.
Ahora, cuando mis invitados me preguntan dónde pueden comprar unos Macarons buenos y tÃpicos para llevarse a casa, les digo: si de verdad deseáis sorprender a vuestros seres queridos con algo realmente original, ¡id a Cédric Grolet!
www.cedric-grolet.com
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