El gran evento paracelebrar el 70 aniversario de la fundación de la Casa Dior no omite ninguno desus detalles. La combinación entre biografía y los más de 300 modelos de Haute-Coutureson los que hacen este evento tan especial y representativo. El creador ChristianDior fue un gran soñador. Proveniente de una familia humilde y de la altaburguesía, soñaba con un tiempo pasado. El “New Look” de Dior era moda, pero noera moderno. Mientras que en la postguerra todo era carencia y escasez, élsoñaba con la abundancia de un sueño de hadas creando prendas de lujo, como duranteel feudalismo. Mientras que algunos lo consideraban inmoral, obsceno ydeshonesto, Coco Chanel le ridiculizaba:“Estas prendas están hechas con materiales pesados y duros que no caben enninguna maleta. Simplemente ridículo.” Pero el impacto fue tremendo, sobre todoen las diosas de la gran pantalla, las portadoras de coronas y las opulentasprimeras damas. Lamentablemente Dior sólo pudo disfrutar durante 10 años de sugran éxito. Falleció en 1957 de un infarto.
Christian Dior e Yves Saint Laurent: quien desee vivir la moda de forma diferente este otoño en París, no se va de compras, se va al museo. Mademoiselle Lili ha decidido ponerse también a la cola.
Andy Warhol predijo en 1975: “Todos los centros comerciales se convertirán en museos y todos los museos en centros comerciales.” No es que se haya convertido en realidad, pero sí recuerdo, cuando hace poco tiempo se discutía y se cuestionaba, si la moda era o no arte y si debía formar parte de un museo o ser depositada únicamente en un lugar donde se recogía ropa usada. La realidad ha tomado la decisión: más de 4.000 visitantes esperan diariamente poder entrar en un lateral del Louvre, al Musée des Arts décoratifs en París, para contemplar la gran exposición de Christian Dior – Creador de Sueños. Cerca del Trocadero también se forman colas inmensas e interminables para visitar el museo de Yves Saint Laurent. Bastante más pequeño, mucho más íntimo y, sobre todo, financiado de forma privada por la fundación Pierre Bergé-Yves Saint Laurent. Aquí no se puede comprar nada; o al menos ningún vestido, pero sí sueños. Es un lugar donde entender cómo se convierte la nostalgia en textiles y las prendas en testigos de una época.